Bahía Blanca a una semana del temporal: vivir el «día a día» en una de las zonas más golpeadas por la inundación

Compartir

El agua ya bajó, pasó una semana, pero las secuelas de la inundación de Bahía Blanca persisten en todas partes. En Ingeniero White, una de las localidades más afectadas, no hay que recorrer mucho para verlo. Cada esquina cuenta una historia de dolor y, a la vez, de humanidad. Ellos mismos lo resumen: en donde nadie llega está el vecino para dar una mano.

Las casas y el esfuerzo de una vida quedan en la vereda, a la intemperie, reducidos a escombros. La mayoría de ellos, sin tener siquiera una cama donde dormir. Muchos colchones se secan al sol, ante la atenta mirada de los que aguardan sentados frente a las fachadas carcomidas por el paso del agua.

A través de ese dolor se cuela un poco de luz cada vez que un camión, un micro, un auto particular, aparece en el camino con donaciones. Cada vez que algún grupo de voluntarios, de autoconvocados, se asoma con la intención de ayudar de la forma que pueda.

“Allá está cortado porque hay dos micros que traen donaciones de River”, avisa un vecino a los que circulan por una de las calles de Ingeniero White. De inmediato, algunas personas se ponen manos a la obra para hacer una cadena humana con el fin de descargar las bolsas y llevarlas, puerta por puerta, a los más perjudicados.

Se trata de una filial de Cardales, que viajó cientos de kilómetros para brindar apoyo. “Vinimos diez personas en dos micros, porque le dimos prioridad a las donaciones, queríamos traer lo más posible hasta acá. Sabíamos que una vez que estuviéramos acá la gente iba a ayudar. Hoy priorizamos todo lo que es colchones, artículos de limpieza, frazadas. Lo importante es donar cosas que estén en condiciones”, le dice a Clarín Matías González, directivo que acompañó las donaciones.

Tras las inundaciones, en Ingeniero White secan colchones como pueden. Foto Juano Tesone / enviado especial
Tras las inundaciones, los damnificados necesitan donaciones para cubrir necesidades básicas. Foto Juano Tesone / enviado especial

No muy lejos de ahí, en la Parroquia de la Santa Cruz, quienes más lo necesitan van llegando para buscar lo primordial para seguir subsistiendo: bolsones de comida, artículos de higiene personal, de limpieza, ropa, pañales.

Los voluntarios, que integran la red de Dow Argentina, atienden los pedidos en un trabajo que viene desde el domingo. En la entrada, los sectores de ropa y calzado; adentro, la distribución de los alimentos y de otros insumos.

Necesito un colchón, ¿queda uno?— es la pregunta que más se repite entre la gente. Es, también, el ítem que más falta, según destacan los coordinadores a este diario.

La gente de Ingeniero White busca donaciones en la Parroquia la Santa Cruz. Foto Juano Tesone / Enviado especial

Johana Fernández sale con su hija y una bolsa de alimentos no perecederos. Desde el viernes que su vida es un caos, y aunque pudo volver a su casa y recuperar algunos bienes materiales le preocupa el futuro inmediato.

Estamos viviendo el día a día, y es complicado. Cuando pasó todo, con mis nenes me fui al cuartel de bomberos y mi marido se quedó en la casa para no perder todo, con nuestras mascotas que las tuvimos que subir a una tabla. Pudimos conseguir dos colchoncitos de una plaza para los nenes. Pero ese tema es el peor. Los camiones que pasan dejan los usados y se llevan los nuevos”, comenta Johana.

La gente de Ingeniero White busca donaciones en las parroquias. Foto Juano Tesone / Enviado especial

La vuelta a su casa fue dura, y aunque el agua ya bajó asegura que resolver las necesidades básicas para la gente de White no es fácil sin la ayuda que se brindan unos a otros.

La gente de Ingeniero White busca donaciones en las parroquias. Foto Juano Tesone / enviado especial

“Mi casa un desastre, recién ayer pude terminar de limpiar la cocina para poder cocinar y les acomodé la pieza a los nenes. Nosotros estamos durmiendo en el piso. Acá nos ayudamos entre nosotros, los vecinos. Sabemos de un lugar donde hay artículos de limpieza, nos avisamos. ‘Che, en el centro de jubilados reparten mercadería. Hay gente de acá que sale a repartir viandas por los barrios, donde hay gente que no puede salir hasta los centros de donación”, agrega.

En el centro de jubilados y pensionados de Ingeniero White la infantería de marina entrega alimentos y productos limpieza a vecinos afectados por las inundaciones. Foto Juano Tesone / Enviado especial.

Los días posteriores a la catástrofe de Bahía Blanca forzaron a que muchas personas dejaran sus viviendas, y esto se replicó en el Barrio Boulevard de White con familias que durante las primeras horas llegaron a pasar las noches en carpas en una playa de estacionamiento de una cerealera para no descuidar sus viviendas.

Vecinos del Barrio Boulevard afectados por las inundaciones instalaron carpas en la playa de estacionamiento una empresa cerealera para pasar noches. Foto Juano Tesone / enviado especial

Antonella Brizzi no puede evitar llorar cuando habla de lo que pasa en el Barrio Vialidad, uno de los más castigados por las lluvias del viernes. Tiene 28 años y ahora no solo debe poner su casa en pie, sino que además le informaron que se quedó sin trabajo.

En ese barrio es en donde Clarín, en diciembre 2023, se encontraba con las historias detrás de la tragedia del temporal. Aún con calles empantanadas y residuos por doquier, la normalidad, tan deseada en medio del sufrimiento, intenta imponerse. Pero hasta el simple acto de ir a tomarse un colectivo se vuelve complicado.

Más de un metro de agua marca Antonella en la pared de su casa. Las placas y los cables de la corriente, inutilizados. Algunos electrodomésticos también.

La chica recuerda que ese viernes empezó a llover a las cuatro, que su pareja no se fue a trabajar porque ya había zonas intransitables y que ella tampoco pudo hacerlo. Desde la casa de su suegra, que está frente a la de ella, vinieron unos vecinos a buscarla para avisarle que su casa se estaba inundando.

Inundaciones Bahía Blanca Donaciones a los afectados por las en Ingeniero White Foto Juano Tesone / enviado especial – FTP CLARIN JUA09477_1.JPG Z JTesone

Con su perro en la espalda, se encargó de subir algunas cosas al techo. “Perdimos toda la mercadería que habíamos comprado con mi pareja. El guardapolvo lo pude rescatar, uno lo único que rescata más rápido es lo del laburo, porque no lo querés perder, encima que no hay, no lo querés perder. Trabajaba en un jardín privado, me llamaron y me dijeron que no fuera más, ni me preguntaron si necesitaba algo, si estaba bien”, cuenta Antonella.

Y agrega, casi entre lágrimas: “El consuelo que me queda es que estamos todos vivos, pero hostigarme para que vaya a trabajar sabiendo todo esto… las puertas las tengo que tirar, el lavarropas lo tengo que volver a comprar, los pisos eran flotantes y los tuve que sacar, son 60 metros de piso. Yo estoy recaudando alimentos, sobre todo para mi abuela que la tuvimos que llevar a un geriátrico porque no podemos tenerla, y su casa está inundada”.

Inundaciones en Bahía Blanca Las donaciones a los afectados de Ingeniero White. Foto Juano Tesone / Enviado especial

Para Antonella lo más importante en medio de toda la tragedia y la pérdida es el apoyo incondicional entre vecinos. Sin eso, para ella, no habría nada.

“La gente me donó las placas, no las tuve que comprar, me las donaron y los tornillos para abrochar me los regaló la ferretería de White. White es así, es un pueblo, acá nos conocemos todos, estamos para el otro cuando no hay nadie más”, concluye.

SC

Noticias Relacionadas