La ciudad de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires, atraviesa una de las peores tragedias naturales de su historia reciente tras un intenso temporal que dejó un saldo de al menos 16 víctimas fatales y más de 1.400 evacuados.
Las lluvias torrenciales, que superaron los 350 milímetros en poco tiempo, desencadenaron graves inundaciones y dejaron a miles de familias sin hogar. La situación podría agravarse debido al riesgo de enfermedades derivadas del agua estancada y la contaminación. Por ejemplo, las gastrointestinales y respiratorias, como asma bronquial, gastroenteritis, hepatitis B, tétanos y leptospirosis.
La infectóloga Gabriela Piovano, del hospital Muñiz , dijo a Clarin que «las infecciones que se transmiten por agua contaminada son una de las principales preocupaciones. Entre ellas, la leptospirosis, el hantavirus y el mal de los rastrojos, que son virus presentes en las heces y orina de las ratas. Incluso los perros pueden verse afectados por la leptospirosis», detalló la especialista.
Además, Piovano advirtió sobre otras enfermedades de origen bacteriano y viral que podrían propagarse en las zonas afectadas: «Las parasitosis también pueden aumentar, sobre todo en lugares donde hay criaderos de animales, como vacas o perros».
Asimismo, hizo hincapié en el impacto del hacinamiento en los centros de evacuados: «Los virus respiratorios se propagan con mayor facilidad cuando la gente está hacinada y estresada. También hay riesgo de infecciones como salmonella, que causa fiebre tifoidea; shigella, responsable de la diarrea estival; hepatitis A, que se transmite por vía fecal-oral y puede contaminar el agua; además de coronavirus, gripe y gripe A».
La pediatra en infectóloga Lidia Torrado, jefa de división del hospital de niños Ricardo Gutiérrez, explico a Clarín las medidas a tener en cuenta en los niños. Advierte que las enfermedades gastrointestinales son las más comunes en estos casos. «Las inundaciones obviamente pueden aumentar el riesgo de enfermedades infecciosas en niños, fundamentalmente debido al agua contaminada y la falta de higiene. Esto lleva a la proliferación de vectores. Las enfermedades que se pueden producir son enfermedades gastrointestinales, las más comunes, como la diarrea, por consumo tanto de agua contaminada como de alimentos contaminados».
Entre los riesgos también se encuentran enfermedades como el cólera, la fiebre tifoidea y la hepatitis A, todas transmitidas por agua o alimentos contaminados.
Las inundaciones también aumentan la posibilidad de accidentes con materiales cortantes ocultos bajo el agua, lo que eleva el riesgo de tétanos. «Al andar descalzos, no poder evaluar la superficie, la desesperación, la rotura de chapas y techos pueden exponer a materiales cortantes. Por eso es importante contar con la vacunación completa, ya que en estos casos se puede transmitir tétanos», señala la doctora.
Por otro lado, el agua estancada se convierte en un criadero ideal para mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue y la malaria.
Para reducir estos riesgos, la doctora enfatiza la importancia de la prevención: «Es crucial implementar medidas preventivas como garantizar el acceso al agua potable, promover la higiene y vacunar contra las enfermedades prevenibles».
Además de los riesgos directos para la salud, las inundaciones representan un desafío para el control de la vacunación en la población infantil. Torrado destaca la importancia de verificar los carnets de vacunación en estas situaciones, aunque reconoce que esto puede ser complicado.
«La posibilidad de chequear los carnets de vacuna. Pero se sabe que eso va a ser bastante difícil en los niños, ya que se pierden historias clínicas y todos los documentos importantes, entre ellos el carnet de vacunas», explica
María Laura Spadora, infectóloga que trabajó en el hospital municipal Leonidas Lucero y empleados de comercio Raúl Matera de Bahía Blanca, describe la difícil situación que atraviesa la ciudad tras la inundación:
«Destacamos tres enfermedades principales que debemos tener en cuenta», explica. «La más común y la que probablemente empecemos a ver primero es la gastroenteritis. El agua que ingresó a los hogares y calles está contaminada con desechos cloacales y bacterias, lo que eleva el riesgo de infecciones si no se mantiene una buena higiene en la manipulación de alimentos».
Si bien estas infecciones suelen ser leves, advierte que pueden ser peligrosas para bebés, ancianos y personas con defensas bajas. «Es fundamental no consumir alimentos que hayan perdido la cadena de frío o que hayan estado en contacto con agua contaminada. Sabemos que hay escasez, pero más vale prevenir que lamentar. Por eso, estamos ofreciendo ayuda con alimentos elaborados o envasados para quienes no tienen un espacio seguro donde cocinar.»
Otro riesgo grave es la leptospirosis, una enfermedad transmitida por el contacto con excretas de roedores. «Con la inundación, es muy probable que muchas personas hayan tenido contacto con ellas sin darse cuenta. La bacteria puede ingresar al organismo a través de la piel o por vía respiratoria», detalla.
Por ello, insiste en la importancia de tomar medidas de protección durante las tareas de limpieza: «Si es posible, hay que usar botas de goma o un calzado impermeable, guantes y mascarillas. Sabemos que no todos tienen acceso a estos elementos, pero al menos recomendamos hacer la limpieza con agua en lugar de barrer en seco, ya que eso levanta polvo contaminado y aumenta el riesgo de infección.»
El dengue también preocupa a los especialistas. Aunque en Bahía Blanca no se registraron casos autóctonos en la última temporada, la acumulación de basura y escombros en las calles tras la tormenta podría favorecer la proliferación del mosquito Aedes aegypti.
«Habíamos avanzado bastante en la lucha contra el dengue, pero ahora todo eso retrocede», lamenta la médica. «Los residuos en las veredas pueden acumular agua y convertirse en criaderos. La ventaja es que estamos saliendo del período de mayor calor, lo que reduce un poco la actividad del mosquito. Pero de todas formas, pedimos a la gente que use repelente y que esté atenta, sobre todo si llegan personas de otras zonas con casos confirmados.»
El trabajo de prevención es clave en los próximos días. Las autoridades sanitarias refuerzan campañas de concientización y distribución de insumos para reducir riesgos. Mientras tanto, los habitantes de Bahía Blanca enfrentan un nuevo desafío: no solo reconstruir sus hogares, sino también proteger su salud en medio de la crisis.
PS