Volvió a casa para ganar, a pesar de no jugar bien, con cambios, contratiempos y para dejar atrás dos excursiones sin triunfos. Con tantos de Malcorra de penal y Sebastián Ferreira, Central venció 2-1 a Gimnasia en un partido muy complicado y dejó los tres puntos de nuevo en el Gigante para seguir arriba de todos.
¿Para qué está Central? Tenía por delante una prueba de carácter para responderlo. Porque la doble excursión fuera, con derrota ante Boca en la Bombonera y paridad con Talleres en el Kempes, lo obligaban a sumar de a tres en Arroyito para mantenerse en zona de cumbre en el Apertura.
El lobo platense no pintaba a accesible ni mucho menos. Los equipos de Diego Flores son muy físicos, intensos y que presionan alto. La baraja estaba sobre la mesa.
Las fichas que movió Holan
Ariel Holan movió fichas en el tablero y mandó desde el vamos a Gaspar Duarte, Santiago Segovia y Sebastián Ferreira. Afuera Lautaro Giaccone, el lesionado Federico Navarro y Enzo Copetti, que venía enemistado con el gol.
Y hubo trocada de esquema hacia un 4-1-4-1, con Ibarra como único volante tapón, Malcorra-Segovia de doble enganche detrás de Ferreira y Duarte-Campaz surcando las bandas. Más juego pero más responsabilidades colectivas.
Leer más: El nuevo Bauza de Central es Malcorra
Los ataques de Central se originaban desde la velocidad de sus extremos, a de pelotas filtradas o centros a la cabeza del paraguayo Ferreira. Gimnasia era un equipo corto, con todas sus líneas separadas en menos de 30 metros, por lo que jugaba a pase directo, sin pelotazos, obligando a Central a agudizar sentidos y estar atento a cada movimiento.
Central no estuvo cómodo de entrada
El equipo de Holan no estaba cómodo. Gimnasia le disputaba el medio, no se achicaba, explotaba la espalda de Sández con Piedrahita y las acciones se tornaban de ida y vuelta. Aunque no se lastimaban. Hasta el minuto 32. Porque un avance canalla por izquierda y un centro de Sández desembocaron en una mano de Suso en el área y una opción para destrabar la cerradura del resultado. Malcorra resolvió tan bien que ni la gran estirada de Insfrán alcanzó para evitar el 1-0 auriazul.
La alegría fue efímera. Un puñado de minutos después, a los 38’, un tiro libre de Silva Torrejón a pierna cambiada le jugó una mala pasada a Broun, que dio un rebote magro y lo aprovechó Rodrigo Castillo para igualar 1-1.
Holan analizó la coyuntura, actualizó conceptos y mandó al terreno de juego a Augusto Solari en detrimento del pibe Segovia, que tiene un juego más posicional y con el exRacing podía ganar movilidad en zona de gestación.
Leer más: Quintana, otro lesionado en el Canalla
Se acomodó e hizo la diferencia
La producción de Central creció, sumó dinamismo y la nueva ventaja no demoró en concretarse. Campaz vio a Coronel sin marca, el lateral condujo y asistió a Duarte, que se fue contra la puerta del área y remató cruzado, la pelota besó el palo derecho y Ferreira estuvo donde están los goleadores y la empujó de pecho para estallar al Gigante con el 2-1 a los 54’.
El partido era chivo. Se corría, se luchaba, se chocaba, más de lo que se jugaba. Campaz y Malcorra reactivaron el circuito de los mejores momentos canallas y reanimaron al equipo. Solari entró rápido en juego y le puso movilidad a los últimos metros.
El tramo final fue redundante, con libretos respetados a rajatabla, con el Canalla yendo a la carga pero tímidamente, quizás pensando en no descuidar el resultado en momento de desenlace. Nuevamente se metió en la guarida para cerrar el encuentro y le salió.
Una victoria que vale doble, porque no jugó bien pero sacó adelante un partido chivo y, en esas condiciones, el resultado final es menester. Cuando cuesta se saborea el doble. Atrás quedó la doble fecha afuera sin victorias y volvió a encarrilarse en casa para manotear tres puntos que lo devolvieron a la pelea.