Hallazgo en Teuchitlán: restos humanos, objetos personales y la indolencia del gobierno
El escándalo por la crisis de desapariciones volvió a sacudir a México tras el hallazgo de restos humanos y crematorios clandestinos en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco.
Los colectivos de búsqueda siguen encontrando cuerpos en la zona, mientras las autoridades hacen lo que mejor saben hacer: nada.
| La Derecha Diario
Las imágenes del sitio reflejan el horror de un país sin justicia, donde los cadáveres siguen apareciendo en fosas y crematorios improvisados.
Pero en lugar de reconocer la magnitud de la crisis, el oficialismo prefirió convertir la tragedia en una guerra de declaraciones.
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Y como era de esperarse, Gerardo Fernández Noroña no desaprovechó la oportunidad para defender lo indefendible.
Noroña calificó las críticas como «campaña carroñera» y minimizó la crisis
El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, acusó a la oposición de montar una «campaña carroñera» para golpear al gobierno federal con el caso Teuchitlán.
Según su lógica, denunciar la existencia de centros de exterminio es oportunismo político, pero ignorarlos es «trabajo legislativo».
Las víctimas y sus familias siguen exigiendo justicia, pero Noroña parece más preocupado por proteger la imagen del gobierno que por resolver la crisis.
Para el senador, el verdadero problema no es la violencia descontrolada, sino que la gente se atreva a señalarla.
Su discurso sigue la línea oficialista: el crimen organizado no es el problema, sino los medios que lo reportan.
Ricardo Anaya ridiculizó a Noroña y exhibió la magnitud de la crisis
El coordinador del PAN en el Senado, Ricardo Anaya, no tardó en responder a los desvaríos de Noroña.
Dijo que «carroñero es no ponerse del lado de las víctimas y minimizar el caso de Teuchitlán».
Anaya recordó que el 50% de las desapariciones en México han ocurrido en los últimos dos sexenios, cifras que dejan en ridículo cualquier intento de defensa oficialista.
Los números no mienten: mientras el gobierno federal insiste en que los homicidios han disminuido, las desapariciones han aumentado exponencialmente.
Mientras el senador de Morena trata de ocultar la crisis, los colectivos de búsqueda siguen encontrando cuerpos en todo el país, ante el abandono absoluto del gobierno.
Pero para el oficialismo, la prioridad sigue siendo la narrativa, no la realidad.
El oficialismo sigue priorizando la propaganda sobre la realidad
El problema de México no es la oposición ni las denuncias, sino el silencio y la indiferencia del gobierno ante la crisis humanitaria.
Cada vez que aparece una nueva fosa clandestina, el guion oficialista se repite sin cambios:
- Minimizar los hallazgos y desviar la conversación.
- Culpar a la oposición, los medios o la «derecha».
- Acusar a las víctimas de hacer ruido «con fines políticos».
El gobierno federal ha normalizado la crisis de desaparecidos, tratando de camuflarla con discursos vacíos y promesas recicladas.
El caso Teuchitlán es solo uno más en una larga lista de horrores que el gobierno se niega a combatir.
Mientras Noroña juega a ser el defensor del régimen, la crisis de desaparecidos sigue creciendo sin que nadie en el poder haga algo al respecto.
Los colectivos de búsqueda siguen haciendo el trabajo de la Fiscalía, desenterrando cuerpos que el gobierno no quiere encontrar.
Mientras el oficialismo se pelea en el Senado, México se ha convertido en un enorme cementerio sin justicia.
El gobierno federal parece haber encontrado su solución a la crisis: si siguen ignorando el problema, tal vez desaparezca por sí solo.