Milei ve un rédito político en la pelea con Clarín aunque el mercado cree que la fusión telefónica ya es irreversible

Compartir

En otra de las tantas ironías que tiene la política argentina, justo el día en que Javier Milei y Cristina Kirchner tuvieron uno de sus cruces más duros por la prohibición de ingreso a Estados Unidos para la expresidenta, el Gobierno cumple uno de los sueños más acariciados por el kirchnerismo: forzar un retroceso en la expansión del multimedios Clarín.

El comunicado de la Oficina de la Presidencia afirma que «suspende los efectos de la compra de Telefónica por parte de Telecom», dado que esa operación implicaría la conformación de un cuasi monopolio, con el 61% del mercado de telefonía móvil, 69% de telefonía fija y 80% del servicio de internet residencial.

En rigor, no se anula la venta, sino que se suspenden sus efectos. La realidad es que los españoles de Telefónica ya se fueron y ya cobraron los u$s1.245 millones por los activos que tenían en el país. De manera que, en los hechos, las empresas adquiridas seguirán en una zona gris, en la que son gestionadas por el grupo Clarín -a través de Telecom- y ya tienen nuevas planas gerenciales, pero no pueden concretar la fusión de las operaciones «hasta tanto se profundice el análisis» de defensa de la competencia.

En teoría, ese paréntesis no debería durar más de tres meses, que es el plazo legalmente previsto para que se expida el Ente Nacional de Comunicaciones. Sin embargo, la evidente politización en que se encuentra imbuida la fusión hace dudar sobre si la incertidumbre pueda prolongarse.

Desde el 2 de marzo, Javier Milei tiene como mensaje fijado en su cuenta de la red X una acusación contra el Grupo Clarín. Bajo el título «La gran estafa argentina», el presidente recuerda que el grupo liderado por Héctor Magnetto hizo lobby tras la crisis de 2001 para que se aprobara una ley de protección a los bienes y patrimonios culturales, que en los hechos impedía que los acreedores de Clarín -por ese entonces endeudada en u$s3.000 millones- pudieran quedarse con participación accionaria.

En recientes discursos, al justificar la necesidad de reforzar el Banco Central con una asistencia del FMI, el presidente dijo que ese salvataje a Clarín le había costado al país u$s30.000 millones de dólares.

Y Milei, después de acusar a Clarín de hostigar al Gobierno recurre a expresiones que no se diferencian mucho de las mismas que utilizaba el kirchnerismo durante la presidencia de Cristina. Por ejemplo: «Quieren quedarse con el 70% de las telecomunicaciones argentinas. Eso implica que tu celular, tu internet, tu teléfono, todo lo controlaría el mismo grupo económico, que por su posición dominante podría cobrarte cualquier precio porque no habría competencia».

Javier Milei, en pie de guerra con Clarín

Milei, como antes ocurrió con otros presidentes, atribuye a Clarín una intención desestabilizadora. Ya venía quejándose sobre la cobertura que el multimedios hacía sobre el plan económico -y no dudaba en referirse a sus principales periodistas como «ensobrados»- sino que, además, su encono se exacerbó cuando estalló el escándalo de la estafa con la criptomoneda.

Cuando se produjo la comentada interrupción de Santiago Caputo durante la entrevista del presidente con Jonatan Viale, en el gobierno se afirmó que no había sido accidental la filtración del video en el canal de la señal TN en YouTube. De hecho, la diputada Lilia Lemoine afirmó que el hecho se debía a que Clarín venía presionando a Milei a dar su visto bueno a la compra de Telefónica.

Otro tema que alimentó la especulación fue el presunto temor de las compañías de medios tradicionales por el eventual desembarco de Starlink, el servicio de internet satelital de Elon Musk, el empresario -y ahora funcionario de la administración Trump- que entabló amistad con el presidente.

Y hasta se llegó a comentar entre los expertos que una consecuencia de la fusión Telecom-Telefónica sería la consolidación del grupo Clarín al negocio de las billeteras virtuales, que está en plena expansión en el país. Los analistas del sector ven como una posible evolución de ese negocio de intermediación financiera el ingreso de las empresas de telecomunicaciones.

Pero Milei acaba de enviar una señal política potente. No resultó sorpresivo, por cierto. Ya se había quejado de que en TN habían dicho que Donald Trump no lo recibiría, y se transformó en un clásico que cada viernes, cuando Marcelo Bonelli publica su columna en el diario, algún funcionario sale a desmentir sus informaciones. Sin ir más lejos, fue lo que ocurrió este viernes, en el que el periodista habló sobre desavenencias entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional.

Telecom compró Telefónica: ¿una fusión irreversible?

La nueva pasión anti-monopólica de Milei generó no pocos comentarios irónicos, dado que contradice su postura libertaria, que incluye una defensa explícita de los monopolios, expresada en conferencias y foros internacionales. De hecho, abundaron los memes que rememoraron el viejo eslogan kirchnerista «Clarín miente», pero ahora en versión libertaria.

Pero lo cierto es que Milei ya demostró varias veces que, cuando la situación apremia, su dogmatismo libertario puede dar lugar al pragmatismo más llano. Lo hizo en el plano de la economía, al subir impuestos y mantener el cepo cambiario.

La otra situación irónica de este momento es que, así como la fusión Telecom-Telefónica acercó inesperadamente a Milei con el kirchnerismo, lo alejó de Mauricio Macri.

Después de todo, fue en el gobierno macrista cuando se anuló formalmente la ley de medios kirchnerista y, además, se aprobó la fusión entre Telecom y Cablevisión. Corría el año 2017 -el de la victoria macrista en las legislativas, cuando se concretó el «cuádruple play»: una empresa que diera telefonía fija, móvil, televisión e internet, conformando un conglomerado de u$s11.000 millones.

Aquellos intentos kirchneristas -tanto la puesta en práctica de la ley de medios como el intento de estatización de Fibertel- fueron revertidos en la justicia. Ya con Alberto Fernández en la Casa Rosada ocurrió el último intento kirchnerista por enfrentarse a Clarín, cuando en la pandemia se intentó congelar los servicios de comunicaciones y conectividad a internet, algo que también tuvo una apelación judicial.

Y lo irónico de la situación es que hoy los militantes K están pronosticando que Milei no tendrá mejor suerte.

En el mercado de las telecomunicaciones se considera que el negocio no tiene marcha atrás. Telefónica ya se fue de Argentina, en el marco de su nueva estrategia, que la llevó a desprenderse de casi todos los activos que había comprado durante la ola de privatizaciones de los años ’90 en América Latina.

De manera que, en el peor de los casos, el gobierno debería forzar a que Clarín vendiera las empresas por las que ya les pagó a los españoles. O, en caso de no ser factible esa situación, puede obligar a que el grupo se subdivida en unidades operativas menores e independientes entre sí, siguiendo el modelo regulatorio como el que se aplicó en Estados Unidos para las «baby Bells» -un ejemplo que, por cierto, siempre ha sido criticado desde las posturas libertarias-.

Claro que también hay otra especulación inevitable en el ámbito político: la de una negociación en la que el presidente demore la decisión técnica sobre la fusión, como forma de presionar a la dirección de Clarín a adoptar una postura mediática menos agresiva respecto de su gestión gubernamental.

Noticias Relacionadas

Masters 1000 de Miami: otra jornada con sólo una victoria argentina

El tenista argentino Thiago Tirante logró una...

Está vigente la prohibición de nombrar familiares en el sector público

El Poder Ejecutivo firmó este jueves el decreto,...

Casi 1 millón y medio de personas están desempleadas

La desocupación alcanzó el 6,4% de la población del...

El 1 x 1 de la Selección Argentina

Emiliano Martínez (7): transmitió seguridad desde el minuto cero...

La Corte Suprema falló a favor de Arcoíris

Después de años de persecución, la Justicia riojana tendrá...