Un hombre de 32 años aceptó en un juicio abreviado la pena de 14 años de cárcel por matar en junio de 2023 a un jubilado. Hugo Cristian Ferrari, de 78 años, fue asesinado en su departamento del centro por el repartidor Adrián Sánchez, quien lo apuñaló en el cuello con dos biromes.
El asesinato de Hugo Ferrari, ocurrido el 28 de junio de 2023, impactó a todos los vecinos del edificio de Zeballos al 1100 en el que vivía. El hombre, que había sido un joyero muy conocido en el rubro, fue hallado sin vida por su hijo, tendido en el piso de su departamento del primer piso con heridas en el cuello.
La investigación detectó que un repartidor de una empresa de delivery había ingresado al departamento. Esta persona fue identificada como Adrián Sánchez, hoy de 32 años.
Apuñalado con biromes
Según el relato de los hechos que hizo la fiscal Marisol Fabbro, la víctima le pidió al repartidor que fuera hasta un negocio a comprar latas de cerveza. Minutos después el joven regresó del mandado y estuvo en el departamento desde las 21.50 hasta la medianoche.
Al día siguiente su hijo intentó comunicarse con el hombre en varias oportunidades y al no tener respuestas decidió ir a su departamento. Fue entonces que al ingresar lo halló tendido en el suelo del living, sin vida y con heridas cortantes en el cuello.
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Los peritajes de la entonces Agencia de Investigación Criminal indicaron que las heridas habían sido producidas por dos biromes. Luego fue identificado e imputado el autor del crimen, que quedó en prisión preventiva desde entonces.
Este jueves el juez Nicolás Vico Gimena homologó un procedimiento abreviado presentado entre la fiscal Fabbro y la defensa del imputado. Así, Sánchez fue condenado a 14 años de prisión por homicidio simple.
Un joyero de larga trayectoria
Ferrari vivía en el primer piso “C” de un antiguo edificio de Zeballos al 1100 hace largo tiempo, enviudó hace unos años y en su vida laboral fue propietario de una conocida joyería y relojería instalada en Rioja y Maipú.
Los joyeros y dueños de talleres lo recordaban perfectamente. Tuvo tres locales en diferentes momentos: uno por San Luis, otro por Maipú y otro por Rioja. Se dedicaba a cristales y joyería en plata. El negocio lo tuvo hasta la pandemia y, como la esposa ya había fallecido, decidió cerrarlo.
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Los vecinos lo recordaron como “una excelente persona» que recibía mucha gente en su casa, a pesar de las advertencias que le habían hecho sus allegados por el peligro que conllevaba su actitud.