Durante el pontificado del papa Francisco hubo protocolos que incluso él respetó. Uno de los más exclusivos fue el privilège du blanc, una distinción que permite a seis mujeres de la realeza europea vestir de blanco en presencia del pontífice, en el caso de que así lo quisieran.
Esta excepción rompe con la norma tradicional del Vaticano, que exige a las mujeres acudir a las audiencias papales vestidas de negro, sin escote, con mangas largas y faldas por debajo de la rodilla, en ocasiones con velo o mantilla. Pero con estas seis mujeres esa regla no existía.
Este privilegio se otorga únicamente a reinas y consortes de casas reales que han mantenido una relación estrecha con la Iglesia Católica. Una de las mujeres que encabeza esta privilegiada lista es la reina Sofía de España, esposa del rey emérito Juan Carlos I.
También figura la reina Letizia Ortiz, quien se integró al grupo desde la proclamación de Felipe VI en 2014, tras mantener un vínculo continuo con el Vaticano. Bélgica cuenta con dos representantes en la lista: la reina Paola, consorte del rey Alberto II, y la actual monarca Matilde.
LAS OTRAS MUJERES QUE PODÍAN VESTIR DE BLANCO FRENTE AL PAPA FRANCISCO
Este nexo histórico con la Iglesia les permitió conservar a todas estas mujeres el derecho a vestir de blanco frente al Papa, un gesto simbólico que destaca su condición dentro del catolicismo europeo. Aunque para ellas esta tradición no necesariamente debía ser respetada.
El grupo se completa con la princesa Charlene de Mónaco y la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo. A pesar de que Mónaco es un principado, su fuerte conexión con el Vaticano le otorgó este reconocimiento. María Teresa, por su parte, lo obtuvo como esposa del Gran Duque Enrique.