La guerra se extiende y no avizora un final. Todo lo contrario. La batalla encarnizada de Wanda Nara y Mauro Icardi continúa latente, sobre todo en lo relacionado con la pelea por la custodia de las dos hijas en común, que se erigen en una especie de botín de guerra.
La mediática no dudó en corroborar públicamente que no desea facilitarle el contacto al futbolistas con las nenas, bajo el escudo de una desconfianza a la presencia de la China Suárez. De hecho, Wanda logró que la Justicia le prohiba al delantero que se vincule su nueva novia con las pequeñas.
Ese fue el eje de la controversia, cuando hace dos semanas Icardi desoyó al juez y se reencontró con sus herederas en su mansión de Nordelta y las obligó a compartir la tarde con María Eugenia. Los videos de esa falta se viralizaron con fuerza y habrían actuado de sustento para una demora de los tribunales en procurar más reuniones de Mauro y sus hijas.
Ahora, se corrió la versión de una suspensión de tres semanas para el delantero. Por eso, Elba Marcovecchio salió a aclarar la posición de su defendido y sostuvo: «No hubo ninguna resolución que así lo dictara«. Y así llegó la información más fuerte de todo esto.
La letrada explicó el extenso periodo que se cristalizó entre la última vez que Mauro pudo estar con sus niñas. «Hace 13 días que Mauro no puede ver ni hablar con sus hijas”, afirmó y luego admitió que el problema deriva de esa tarde de la China: “Es todo perjudicial, desde la situación de los inflables. Hacemos el trabajo para que el vínculo continúe, porque es un vínculo paterno-filial, hermoso, sano y que no tiene por qué verse afectado«.
Y luego señaló a Wanda como responsable de este alejamiento de Icardi y sus herederas, así como de posicionar a María Eugenia como eje del mal: «Mauro está acostumbrado a moverse en familia, y Eugenia es su mujer. Puede gustarle o no a Nara, pero es su mujer. No hubo ninguna animosidad de su parte contra la Justicia, porque si no, no hubiera cumplido con los horarios, ni con las personas que la llevaban y traían«.