Nueve legisladores provinciales emprendieron una nueva gira oficial, esta vez hacia Santiago de Chile, para asistir al llamado Córdoba Day. Según comunicaron desde la Legislatura, el evento busca atraer inversiones para la provincia mediante una jornada de vinculación bilateral. Lo cierto es que se trata del tercer viaje al extranjero en apenas medio año.
La comitiva está integrada por representantes de ocho de los doce bloques legislativos, por lo que la sesión ordinaria prevista debió adelantarse. Esta maniobra permitió que los legisladores pudieran cumplir con el itinerario internacional sin alterar su agenda de viajes. Al parecer, les gusta más viajar que sesionar.
Sin embargo, a pesar del entusiasmo oficial, no todos los parlamentarios comparten el fervor diplomático: algunos opositores calificaron estas salidas como “turismo político”. Esto sugiere que pasan más por migraciones que por el recinto.
Del oficialismo viajaron Nadia Fernández, Miguel Siciliano y Justo Casado. También participaron los titulares de bloques como Matías Gvozdenovich (UCR), Oscar Tamis (PRO), Dante Rossi (Construyendo Córdoba) y los monobloquistas Agustín Spaccesi (Partido Libertario), Karina Bruno, Graciela Bisotto y Federico Alesandri. La nómina sugiere que, para algunos, las fronteras no parecen un obstáculo presupuestario.
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Córdoba Day: «inversiones» afuera, críticas adentro
Según el sitio oficial de la Unicameral, la delegación viajó para representar a la provincia en diferentes encuentros. Así, hubo reuniones con la Embajada Argentina, la Universidad San Sebastián, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo y organismos del ecosistema chileno. Una verdadera maratón institucional en tiempo récord.
La vicegobernadora Myrian Prunotto fue presentada como figura clave del viaje. Ella participará en los paneles sobre “avances parlamentarios” y Siciliano, por su parte, disertará sobre inteligencia artificial en el rol de los parlamentos del futuro. La jornada concluirá con Fernández como moderadora de la sesión de cierre, completando así un viaje que, al menos en los papeles, suena «productivo».
Desde la Legislatura aseguraron que es “la primera vez que una delegación oficial participa del Córdoba Day”. Una frase que denota cierto entusiasmo, aunque no aclara si la asistencia al evento es más útil para Córdoba o para las agendas políticas personales.
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Viajar por la paz: la excusa paraguaya
Apenas un mes antes, otra delegación había volado a Paraguay para la Cumbre de Naciones por la Paz y la Reconciliación, organizada por el espacio Parlamento y Fe. Allí estuvieron Facundo Torres Lima, Fernández, Siciliano, Ileana Quaglino y Spaccesi. La actividad, de fuerte impronta evangélica, fue promocionada como un espacio de “construcción colectiva y compromiso internacional”.
El viaje obligó, una vez más, a reprogramar las sesiones legislativas. Un detalle menor, al parecer, frente a la necesidad de cumplir con compromisos internacionales que, curiosamente, parecen repetirse con frecuencia.
No todos los bloques estuvieron representados. Algunos legisladores ya venían manifestando su disconformidad con el uso de fondos y tiempos para estas visitas. Pero la lógica del “diálogo global” sigue ganando espacio en los pasajes aéreos de la Unicameral.
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Turismo parlamentario en Europa: el debut fue en diciembre
La primera de estas giras internacionales tuvo lugar en diciembre pasado, cuando 14 legisladores emprendieron rumbo a España. La visita incluyó reuniones en Madrid y Barcelona, en el marco de una agenda de “extensión legislativa”. Pese a que algunos mostraron comprobantes de gastos personales, varios pares se enteraron por los medios y no ocultaron su sorpresa.
Desde el oficialismo se aclaró que los costos fueron cubiertos por cada asistente y que la agenda incluía instituciones públicas, privadas y organismos internacionales. No obstante, las dudas sobre la transparencia y la pertinencia de estas actividades persistieron. El ritmo de viajes y la selectividad de los invitados volvieron a encender las alarmas.
La propuesta incluía visitas a empresas, organismos y gobiernos. Un menú diplomático difícil de auditar en resultados pero, al parecer, suficiente para justificar una estadía europea financiada, al menos en parte, con fondos propios. Un «alivio fiscal» relativo, aunque frecuentemente legislando con pasaporte en mano.