Libertad de empresa y libertad de prensa

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Despidos y ajuste en Radio Con Vos, la comunicación como negocio y el periodismo. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los sábados de 12 a 14 por Radio Con Vos 89,9.

Sábado 9 de agosto 12:54

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  •  A esta altura la mayoría de ustedes deben conocer los hechos que acontecieron en esta radio, entre otras cosas, porque fue una noticia de relevancia nacional: el levantamiento repentino y abrupto de varios programas y el despido de columnistas y trabajadores de la radio que suman unas treinta personas.
  •  En primer lugar, las cosas por su nombre: hubo un ajuste y este ajuste implicó despedir trabajadores y trabajadoras. La primera batalla es “nominal”, esto no se llama “reestructuración”, “reestructuración” es un eufemismo para alivianar la carga de lo que verdaderamente fue: un ajuste en la que se golpeó sobre el eslabón más débil.
  •  En segundo lugar, el rechazo a los despidos y la solidaridad de todos los que hacemos El Círculo Rojo (que no dependemos de la radio, tenemos una producción independiente) con los afectados y la disposición de este espacio para cualquier medida de protesta que cualquiera de ellos o ellas pueda o quiera tomar. Por eso compartimos replicamos la posición del Sipreba en este mismo sentido, que, además presentó una denuncia porque no se respetaron los tiempos de pre-aviso, entre otras cosas. Fopea, que no es precisamente una organización combativa, también manifestó su preocupación. Así como rechazamos los despidos en el Estado, en Georgalos, en Secco o en cualquier otro lado a donde se vean afectados los derechos laborales, rechazamos los despidos en Radio Con Vos.
  •  En tercer lugar, una reflexión más general: la libertad de empresa y la plena libertad de prensa son incompatibles. Si rige la dictadura del mercado y la comunicación o el periodismo se transforman en un mercado de la palabra, eso limita la libertad de prensa y el periodismo libre.
  •  Hay formas abiertas de censura, por ejemplo, cuando un Gobierno persigue a periodistas o los escracha (como hace este Gobierno) o directamente cierra medios como hacen las dictaduras, pero hay una forma “económica” de censura que funciona sobre la base de quienes tienen la guita para las adquirir medios y en el mejor de los casos intentar llevarlos con una lógica de negocios y en el peor (como se volvió casi la norma en las últimas décadas) se compran medios para tener capacidad de lobby para otros negocios.
  •  Luego de aquella famosa entrevista a Julio Blanck, el editor de política de Clarín, en la que me confesó aquello del “periodismo de guerra”, en otra conversación me dijo “nosotros somos los patovicas que decidimos quien entra y quien sale”. Bueno, Clarín ya no es el “boliche” exitoso de otros tiempos, pero los patovicas siguen estando, eh. Y esta situación no es privativa de la radio, pasa en todos los medios.
  •  En cualquiera de los dos casos, la lógica de negocios está reñida con la búsqueda de la verdad. El capital no busca la verdad, los negocios no necesitan de la verdad, es más, la mayoría de las veces necesitan de la mentira o de las verdades a medias. Verdad y mentira son dos mercancías vendibles en el mercado de la palabra. A veces, libertad de prensa y libertad de empresa pueden tener cierto recorrido armónico, bueno porque el ciclo de negocios más o menos funciona; ahora en momentos de crisis (justamente cuando más se necesita de la verdad) se impone el que tiene poder. Por eso un reclamo democrático elemental que debería ser garantizado por el Estado es la democratización de los recursos para la libre producción y acceso a la información de todas las tendencias político-ideológicas que tiene una sociedad.
  •  ¿Eso quiere decir que está vedado de manera absoluta alcanzar independencia o autonomía periodística? No, hay muchos periodistas (como en todos los ámbitos) que en las grietas, en las hendijas que deja el sistema logran hacer buen periodismo. Siempre sabiendo que estas son las condiciones estructurales.
  •  Otra opción es la creación de medios alternativos que no respondan a esta lógica. Eso hicimos con La Izquierda Diario y este programa que es una extensión de ese proyecto para utilizar una tribuna en la que se pueda ampliar el público. Y lo hemos logrado en estos ocho años, algunos números lo certifican. Hemos traído a una audiencia mucho, pero mucho más masiva que el tradicional público de izquierda, ideas y debates —como los que tuvieron lugar en los últimos meses— que antes tenían un alcance mucho más limitado. Porque ojo, si alternativo es sinónimo de la comodidad del nicho: digo mis verdades para mi grupito y no molesto a nadie, eso también puede ser inofensivo. No buscar dar la batalla contra y por los sentidos comunes hacia un público amplio también puede ser funcional: decir mis certezas para el reducido núcleo de mis familiares y amigos no es un acto heroico. Por eso valoro el lugar conquistado por Ale Berco que logró ganarse un lugar desde el cual discutir con sentidos comunes muy instalados por la ideología dominante.
  •  Por último, las presiones políticas. A ver, también hay que perder la inocencia en esto. Que los gobiernos presionan sobre la prensa es tan viejo como la historia de la política. Que compran, sobre todo el silencio, está más que comprobado. Que lo hacen con métodos oscuros, también. Un amigo decía —un poco en serio, un poco en broma—: en Argentina es más fácil separar la Iglesia del Estado que la SIDE del periodismo
  •  Conviene resaltarlo: cuando se ajusta se elige qué se ajusta. Hagamos una simple ecuación: a este Gobierno le gustaría mucho dañar a una radio como esta porque hay muchos periodistas que joden, que son opositores, que molestan. Estas medidas ¿favorecen ese objetivo? Sí, claramente. Sino miremos quienes festejaron la “reestructuración” como un gol olímpico: el director de ese pasquín de cuarta que es La Derecha Diario y el jefe de la patota digital del Gobierno, el “Gordo” Dan. Dime quien aplaude y te diré a quién favorecen las decisiones.
  •  Ahora, ¿qué hacer? En nuestro caso, tanto reafirmar el apoyo y la disposición para con cualquier trabajador/trabajadora que quiera luchar, tanto como defender el lugar conquistado para seguir dando pelea mientras nadie (y eso es lo que pasó hasta ahora) nos diga que tenemos que decir o dejar de decir. Creemos que es lo que corresponde y creo que en estos momentos se entiende más lo que a veces parece una frase hecha: la verdad no sólo se cuenta, la verdad se milita.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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