Suba de aranceles: el plan de Toyota para no perder terreno de EE.UU.

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Desde que Toyota ingresó a Estados Unidos en la década de 1950, el país se ha convertido en un mercado vital para la compañía. El fabricante, que vende más vehículos que cualquier otro en el mundo, coloca en el mercado norteamericano cerca del 25% de sus autos. Por eso, el arancel del 15% impuesto por el presidente Donald Trump a los vehículos japoneses es un gran problema, considerando que solo cerca de la mitad de los autos que Toyota vende en EE. UU. se producen localmente.

Hace dos semanas, la empresa más valiosa de Japón informó que los aranceles estadounidenses le costaron 450.000 millones de yenes (US$3000 millones) en el último trimestre. Para todo el año fiscal, se espera que el impacto ronde los US$10.000 millones, el mayor golpe reportado hasta ahora por cualquier automotriz.

Toyota podría, por supuesto, trasladar los aranceles a los consumidores mediante precios más altos. Pero esta decisión implica el riesgo de perder participación de mercado frente a competidores que decidan no hacerlo. En cambio, la compañía está recurriendo a una de las grandes fortalezas de la industria japonesa: el perfeccionismo obsesivo.

La compañía recurrió a una de sus grandes fortalezas el perfeccionismo obsesivoKO SASAKI – NYTNS

En el segundo trimestre reveló un incremento de 305.000 millones de yenes en su beneficio operativo gracias a diversas iniciativas para optimizar su negocio, compensando cerca de dos tercios del impacto arancelario. Esto incluyó una combinación de recorte de costos, campañas de marketing para impulsar las ventas —especialmente de sus modelos más rentables— y medidas para obtener más ingresos de servicios adicionales, como repuestos y financiamiento de vehículos.

Toyota no es el único fabricante japonés con esta estrategia. Mazda, que también obtiene una parte importante de sus ventas en EE. UU., está recortando costos y reconfigurando qué modelos vende y en qué mercados para mejorar sus ganancias; estima que podrá compensar casi tres cuartas partes del impacto de los aranceles. Subaru, que vende más del 70% de sus autos en EE. UU., también trabaja intensamente para mitigar los derechos aduaneros. Nissan, cuyos problemas anteceden a los aranceles de Trump, está en medio de una profunda reestructuración.

Sin embargo, eventualmente los fabricantes japoneses podrían quedarse sin ideas para aumentar los beneficios. La consultora Cox Automotive calcula que los fabricantes, tanto extranjeros como locales, ya han acumulado más de US$25.000 millones en obligaciones arancelarias en lo que va del año, lo que equivale a algo más de US$5000 por auto. Incluso para los autos fabricados en el país, los aranceles a piezas y materiales importados, como el acero, están elevando los costos. Con el tiempo, el temor a perder market share chocará con la necesidad de mantener la rentabilidad en el segundo mayor mercado automotor del mundo.

Toyota coloca en el mercado norteamericano cerca del 25% de sus autos

Trasladar más producción a EE. UU., como desea Trump, sería otra solución. Para las automotrices con producción limitada en el país, ensamblar más vehículos localmente podría tener sentido. Subaru sugirió a principios de este año que podría ampliar su planta en Indiana.

Los fabricantes japoneses han tendido históricamente a mantener un sesgo hacia la producción nacional. Toyota, por ejemplo, vende una séptima parte de sus autos en Japón, pero fabrica en su país un tercio, a pesar de que no es precisamente un lugar barato para producir. Los aranceles estadounidenses podrían incentivar un replanteo.

Aun así, un cambio requeriría mucha más claridad sobre el futuro de los aranceles de la que existe hasta ahora.

Construir fábricas puede tomar años y, una vez terminadas, deberían operar durante décadas. Los aranceles de Trump, en cambio, parecen cambiar cada pocas semanas. Esto dificulta que los fabricantes japoneses se comprometan a cambios permanentes en su huella de producción. El resultado probable será un aumento continuo de los ajustes y, con el tiempo, autos más caros para los estadounidenses.

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