La principal causa de demencia a nivel mundial representa una creciente crisis de salud pública.
El Alzheimer representa una creciente crisis de salud pública, siendo la principal causa de demencia a nivel mundial. Esta enfermedad se caracteriza por la acumulación de proteínas anormales en el cerebro, las beta amiloide y tau, las cuales se manifiestan años antes de la aparición de síntomas clínicos y pueden detectarse a través de tomografías por emisión de positrones (TEP).
Sin embargo, los tratamientos dirigidos a estas proteínas presentan una eficacia limitada, lo que indica que otros factores puedan contribuir al deterioro cognitivo.
En los últimos años, los niveles elevados de hierro en el cerebro son un factor a investigar, ya que la sobrecarga de hierro en el cerebro impulsa la neurodegeneración al introducir estrés oxidativo (un desequilibrio entre dos tipos de moléculas en el organismo: radicales libres y antioxidantes), lo que agrava la toxicidad amiloide, altera la función de la proteína tau y promueve la muerte de células nerviosas.
Niveles de hierro en diferentes regiones del cerebro
Mediante una técnica especial de resonancia magnética que detecta niveles de hierro en distintas regiones del cerebro, se puede predecir así la aparición de deterioro cognitivo leve y deterioro cognitivo en adultos mayores que aún no muestran ese deterioro, según un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos).
Los hallazgos, publicados en Radiology, señalan que esta podría ser una vía hacia intervenciones más tempranas. El hierro en el cerebro puede medirse de forma no invasiva por medio de una técnica especial de resonancia magnética llamada «mapeo de susceptibilidad cuantitativa» (QSM en inglés).
«QSM es una técnica avanzada de resonancia magnética desarrollada durante la última década para medir la susceptibilidad magnética tisular con alta precisión», destacaron desde el estudio. Y agregaron: «Puede detectar pequeñas diferencias en los niveles de hierro en diferentes regiones cerebrales, lo que proporciona un método fiable y no invasivo para mapear y cuantificar el hierro en pacientes, algo imposible con los métodos convencionales de resonancia magnética».
El estudio
Los investigadores obtuvieron datos basales de resonancia magnética QSM de participantes del estudio y realizaron un seguimiento de hasta siete años y medio. Descubrieron que una mayor susceptibilidad magnética basal en la resonancia magnética en la corteza entorrinal y el putamen (dos regiones cerebrales fundamentales para memoria y otras funciones cognitivas) se asociaba con un mayor riesgo de deterioro cognitivo leve, una etapa de transición que precede a la demencia relacionada a la enfermedad de Alzheimer.
«Mediante el uso de QSM, encontramos niveles más altos de hierro cerebral en ciertas regiones vinculadas a la memoria, las cuales se vinculan a un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y un deterioro cognitivo más rápido», detallaron. Y añadieron: «Este riesgo es aún mayor cuando los participantes presentan niveles más altos de patologías amiloides».
En caso de confirmarse en estudios más amplios con poblaciones de pacientes más diversas, los hallazgos apuntan a un papel para la resonancia magnética QSM en la evaluación de pacientes con riesgo de demencia.
«De este modo, potencialmente podríamos orientar intervenciones tempranas a medida que se disponga de nuevos tratamientos», explicaron. Además de servir como biomarcador, el hierro cerebral podría convertirse entonces en una futura diana terapéutica.
En un futuro, esperan comprender mejor cómo el hierro cerebral contribuye a la enfermedad de Alzheimer, incluyendo la interacción con otras patologías vinculadas a la enfermedad como las proteínas amiloide y tau. «Al mismo tiempo, esperamos que la tecnología QSM sea más estandarizada, más rápida y accesible en la práctica clínica», concluyeron.
SFA – Rosario3