Oratoria, inglés e informática. Escritas así son nada más que sustantivos comunes. Pero las tres juntas formaron parte de un taller educativo en Rosario Central. Fue en 2014 y su mentor fue Miguel Ángel Russo. “La escuelita” tuvo una corta duración, porque el cambio dirigencial y la salida del entrenador hicieron que la misma no continúe. Más allá de esto fue una novedad, un hecho curioso pero que perseguía el fin de capacitar a los jugadores.
Un hecho más que al recordar ayuda a comprender que este último miércoles se fue mucho más que un entrenador de fútbol.
Giovani Lo Celso, Sebastián Abreu, Víctor Salazar, Jonás Aguirre, Yeimar Pastor Gómez Andrade, fueron algunos de los “alumnos” que se sentaron en pupitres de colegio ubicados frente a una pizarra en un costado del comedor del predio de Arroyo Seco.
El periodista Juan Mascardi fue el encargado de enseñar oratoria, una profesora de inglés (Miriam Ginga) estuvo a cargo del idioma y un profe en informática en la tercera área.
¿Cómo surgió la idea de Russo? Un día observando por televisión declaraciones de un futbolista de reserva, luego de un partido, el ex técnico canalla se dio cuenta que tenía que hacer algo. Ya que había notado que la manera en la cual se desenvolvió no era la adecuada, le costó hablar delante de un micrófono. Entonces decidió darle forma a una idea cuyo objetivo tenía la intención de que los futbolistas de primera y los de reserva se formen en otros aspectos más allá del fútbol.
La primera asignatura definida fue oratoria, obviamente, y luego quedó conformado el taller educativo con las otras dos. Una de ellas, inglés, fue dada por Ginga quien además de ser profesora de inglés, en aquel momento formaba parte del staff de mozas de la empresa que tiene a cargo la concesión del comedor en el predio de Arroyo Seco.
La gran idea de Miguel tuvo el okey del presidente de aquel entonces, Norberto Speciale, y rápidamente se transformó en una realidad. Pero hay una frase que dice que “lo bueno dura poco” y luego de tres meses el taller educativo fue historia. Es que llegaron las elecciones y meses después Russo llegó al fin de su cuarta etapa como entrenador canalla.
Russo fue mucho más que un técnico. Siempre estuvo abocado a otras cuestiones que tenían que ver con la persona y que iban más allá del jugador de fútbol. Una muestra de esto fue “la escuelita de Miguel”.
