Con la bajante histórica del Paraná y las lagunas “desconectadas”, los peces que pueden reproducirse se redujeron de un 85% en 2022 a apenas 5,8% en julio de 2025. Santa Fe exportó 10 mil toneladas de sábalo el año pasado y esa presión pesquera pone en riesgo el ecosistema. Los datos que explican la limitación impuesta por un año.
Hay muchas formas de explicar la crisis del río Paraná y su fauna ictícola, lo que derivó esta semana en el anuncio de una veda a la exportación de pescados en Santa Fe por un año. Pero un dato resume la gravedad: de cada 100 sábalos registrados en una muestra hecha en julio de 2025, solo seis estaban aptos para reproducirse.
Hace tres años, en mayo de 2022, un relevamiento similar del proyecto de Evaluación Biológica y Pesquera de Especies (Ebipes), arrojó que la población de sábalos en su madurez era del 85 por ciento.
La bajante sostenida e histórica del Paraná impacta de forma directa en ese proceso. Las lagunas a donde van a desovar los adultos quedan “desconectadas” porque el agua se retira hacia los cauces principales.
En Rosario, el río recuperó algo de su nivel y está por encima de los dos metros. Igual se mantiene en «aguas medias bajas», según la clasificación del Instituto Nacional del Agua (INA).
Aunque hubo otros repuntes en estos años, no llegaron a cortar el período seco desde 2019 porque fueron breves. En ese lapso, entonces, la población de sábalos de talla comercial disminuyó más de un 75 por ciento.
Desde el Ministerio de Ambiente, aseguraron que la veda por un año es una medida de emergencia porque está comprometida “de manera crítica la capacidad de recuperación de la especie”.
Fuente: Rosario3
