El Parlamento de Portugal aprobó este miércoles un endurecimiento significativo de las políticas migratorias del país. La votación fue impulsada por el gobierno de centroderecha liderado por el primer ministro Luís Montenegro, quien logró sacar adelante la medida gracias al apoyo del partido de derecha Chega.
Esta alianza temporal entre el Partido Social Demócrata (PSD) y Chega marca un giro radical en el enfoque portugués hacia la inmigración, contrastando con la postura permisiva de los anteriores gobiernos socialistas.
Entre las nuevas disposiciones aprobadas destacan restricciones importantes al sistema de concesión de visados y residencia. A partir de ahora, las visas de trabajo estarán limitadas exclusivamente a inmigrantes altamente calificados.
Asimismo, las condiciones para la reagrupación familiar se han vuelto más estrictas, dificultando que inmigrantes ya establecidos puedan traer a sus familiares a residir legalmente en el país.
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Una de las comunidades más afectadas por las nuevas normas será la brasileña, la mayor comunidad inmigrante en Portugal. Hasta ahora, los ciudadanos brasileños se beneficiaban de una política que les permitía obtener la residencia después de su llegada, sin necesidad de una visa específica, pero esta medida ha sido derogada.
Además, el Parlamento aprobó la creación de una nueva unidad dentro de la policía nacional, encargada de combatir la inmigración ilegal y ejecutar deportaciones de personas que se encuentren en situación irregular.
Esta unidad tendrá funciones específicas de control migratorio y representa un cambio hacia un enfoque más seguro y eficiente en la gestión de fronteras internas.
Sin embargo, no todos los aspectos de la reforma fueron aprobados de inmediato. Un punto especialmente difícil, que pretendía restringir el acceso a la nacionalidad portuguesa, fue aplazado para un debate posterior en el Parlamento debido a preocupaciones legales sobre su constitucionalidad.
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Desde que asumió el poder en marzo de 2024, el gobierno de Montenegro ha mostrado una clara intención de revertir una »política de puertas abiertas» heredada del anterior gobierno del Partido Socialista.
En particular, se ha revocado una disposición de 2018 que permitía a los inmigrantes solicitar la residencia tras un año de trabajo y cotización a la seguridad social, incluso si habían entrado al país como turistas. Esta norma era considerada una de las más permisivas de Europa en materia migratoria y facilitó el aumento significativo de la población extranjera.
A finales de 2024, Portugal contaba con aproximadamente 1,55 millones de residentes extranjeros, lo que representa cerca del 15 % de la población total y cuadruplica la cifra registrada en 2017, según datos oficiales.
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Este incremento ha sido utilizado como argumento por Chega, partido que obtuvo un fuerte resultado en las elecciones de mayo de 2025 y se convirtió en la segunda fuerza política del país, aunque sin formar parte de la coalición gobernante.
Durante el debate parlamentario, la diputada de Chega Vanessa Barata criticó duramente a los socialistas por lo que calificó como una política migratoria irresponsable. »Durante años, el Partido Socialista promovió una política de puertas totalmente abiertas, sin ningún criterio. Esa irresponsabilidad debe ser corregida cuanto antes», declaró.